jueves, 26 de enero de 2012

El Virreynato del Perú - la Posesión Más Importante de la Corona Española

Virreinato del Perú

El Virreinato del Perú fue una entidad territorial integrante del Imperio español situado en América del Sur, establecida por la Corona española durante toda la era de su dominio en el Nuevo Mundo, entre los siglos XVI y XIX.

Tras la conquista del Perú, los conquistadores entraron en una guerra civil, por lo que el rey Carlos I, por medio de la Real cédula firmada en Barcelona el 20 de noviembre de 1542, suprimió las gobernaciones de Nueva Castilla y de Nueva Toledo y creó el virreynato del Perú. 

Éste comprendió en un inicio y durante casi 200 años, gran parte de Sudamérica y el istmo de Panamá, bajo diversas formas de control o supervigilancia de sus autoridades; sin embargo, a lo largo del siglo XVIII, y hasta la independencia de esas zonas respecto del poder español, correspondió a lo que hoy en día son territorios que forman parte de las Repúblicas de Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador , Panamá y Perú.

A principios del siglo XIX, el virreynato del Perú, se ha denominado la posesión más importante de la Corona española al tratarse de una de sus más importantes fuentes de riqueza. 

El virreynato peruano durante el proceso de independencia hispanoamericana se convirtió en el último bastión y centro contrarevolucionario en América del Sur, obligando a José de San Martín a abandonar su empresa emancipadora tras establecer la República del Perú, hasta que bajo la división partidista, y sin auxilios de España, el virreynato sucumbió finalmente en las campañas de Simón Bolívar.

En lo militar el virreynato del Perú financió y apoyó militarmente, por medio del envío de soldados y provisiones desde el Perú, las campañas contra los mapuches en la Guerra de Arauco que se extendió por gran parte del período colonial, solamente en el año 1662 fueron enviados 950 soldados y 300.000 pesos para los gastos de guerra, de igual manera del virreynato peruano partían las directivas generales para la conducción de la campaña como fue la que envió el virrey Príncipe de Esquilache ordenando una guerra defensiva contra los indios y la prohibición del servicio personal de éstos. 

La fortificación del puerto del Callao y la manutención de una fuerza naval para defender las colonias próximas de incursiones de corsarios y piratas fue también responsabilidad de los sucesivos virreyes del Perú.

Historia

Antecedentes

Con la entrada de los españoles en la ciudad del Cuzco en 1534, concluyó la conquista militar del Perú, llevada a cabo por Francisco Pizarro y dio comienzo el desarrollo del asentamiento colonial en el área dominada hasta ese momento por el Imperio inca o Tahuantinsuyo. 

Así, durante el reinado del rey de España, Carlos I, por real cédula firmada en Barcelona el 20 de noviembre de 1542, se creaba el virreynato del Perú, eliminando las gobernaciones sudamericanas incluida la Gobernación de Nueva Castilla, otorgada a Pizarro.

Establecimiento del Virreinato

El 20 de noviembre de 1542, el monarca español Carlos I de España firmó en Barcelona por Real Cédula las llamadas Leyes Nuevas, un conjunto legislativo para las nuevas colonias americanas entre las cuales dispuso la creación del Virreynato del Perú en reemplazo de las antiguas gobernaciones de Nueva Castilla y Nueva León al tiempo que la sede de la Real Audiencia de Panamá fue trasladada a la Ciudad de los Reyes, Lima.

"yten ordenamos y mandamos que en las provincias o rreynos del peru rresida vn visorrey y vna audiencia rreal de quatro oydores letrados y el dicho visorrey presida en la dicha abdiencia la qual rresidira en la cibdad de los rreyes por ser en la parte mas convenible porque de aqui adelante no ha de aver abdiencia en panama."

Leyes Nuevas

El flamante virreynato comprendió de un espacio extenso comprendido entre Panamá y Chile, de norte a sur, a excepción de la actual Venezuela y, hacia el este, hasta la Argentina, con la excepción del Brasil, que pertenecía a Portugal.

Fue su primer virrey Blasco Núñez Vela, nombrado por real cédula del 1 de marzo de 1543. Sin embargo no pudo ejercer la autoridad real debido a los enfrentamientos entre los partidarios de Francisco Pizarro y Diego de Almagro, por el dominio del Perú, pereciendo asesinado por Gonzalo Pizarro. 

El asesinato de la primera autoridad del rey produjo mucha consternación en España, entonces la corona dispuso castigar severamente a quien había atentado contra el virrey, el representante del rey en territorios conquistados. Para ello, Carlos I envió a Pedro de la Gasca, con el título de Pacificador para solucionar esta situación. Ya en el Perú, La Gasca, seguro de haber infundido la semilla de la traición entre los partidarios de Gonzalo Pizarro, se enfrentó al conquistador, cerca del Cuzco, en 1548, Gonzalo Pizarro vio a sus capitanes pasarse al bando de la Gasca y la derrota para él resultó aplastante. Conducido a la ciudad del Cuzco fue ejecutado por delito de alta traición al rey. 

Unos años después, en 1551, fue nombrado virrey Antonio de Mendoza y Pacheco, luego de haber ejercido el cargo en el virreynato de Nueva España. Tras casi 40 años de desorden administrativo, el virreynato peruano encontró a un eficiente conductor en Francisco de Toledo quien, entre 1569 y 1581, logró establecer el marco político-administrativo que regiría por muchos años en el Perú colonial.

El gobierno de Toledo

Apenas llegado a tierras peruanas, Francisco de Toledo se informó de todo cuanto había sucedido en el virreynato y de cuales fueron las políticas seguidas hasta ese momento. Reconoció la inexistencia de un adecuado sistema tributario, pues no había un registro del total de habitantes del virreinato. Toledo realizó varias visitas generales a distintas partes del virreynato y, por primera vez, se tuvo registro de los recursos humanos y naturales del Perú. Tras saber el número de posibles tributarios, estableció las reducciones: pueblos indígenas en los que se agrupaba a un número de alrededor de 500 familias. Así se sabía con exactitud la cantidad de tributo que debían entregar.

Francisco de Toledo impulsó la distribución del trabajo indígena por medio de la mita. Mediante el empleo de ésta, el virrey Toledo proveyó de mano de obra a las minas de Potosí (productora de plata) y Huancavelica (de la que se extraía azogue, necesario para la purificación argentífera), logrando así convertir al Perú en uno de los centros más importantes de producción de plata en el mundo.

Francisco de Toledo sentó las bases del virreynato peruano pues logró la ordenación administrativa y política de todo el amplio territorio del Perú.

El ciclo de la Plata

Entre 1580 y 1650, el sistema económico mercantilista se implanta definitivamente en el Perú con el surgimiento de la gran minería gracias a la explotación de las vetas argentíferas de Potosí mediante amalgamación con el azogue de Huancavelica.

Las Reformas Borbónicas

En el siglo XVIII, destacaron las figuras de los virreyes que introdujeron las Reformas Borbónicas, medidas impuestas por la Casa de Borbón, especialmente Manuel de Amat y Junyent, que gobernó entre 1761 y 1776, Manuel de Guirior (1776-1780), Agustín de Jáuregui (1780-1784) y Teodoro de Croix (1784-1790), destinadas a revitalizar la administración colonial con actuaciones como la incorporación del sistema de intendencias. 

Con ellos se intentó profesionalizar el gobierno, sustituyendo las inoperantes figuras de los corregidores y los alcaldes mayores, dedicando especial interés a todo lo relacionado con la hacienda.

La reorganización territorial llevada a cabo a lo largo del siglo XVIII, implicó desmembrar dos vastas regiones del virreinato peruano para conformar con ellas otros dos nuevos virreynatos: el Virreynato de Nueva Granada en 1717, restaurado en 1739 tras un periodo de supresión, y luego el Virreynato del Río de la Plata creado en 1776. Estas pérdidas de territorio supusieron la pérdida de protagonismo del Virreynato del Perú como centro económico de España en Sudamérica.

La posterior política económica de los Borbones, que permitió el comercio directo entre los puertos españoles y diversos puertos de las colonias sudamericanas (Maracaibo, Guayaquil, Arica, Valparaíso, etc.) redujeron el tráfico comercial a través del puerto del Callao y afectaron las rentas del Virreynato, que tras la separación del Río de la Plata quedó confinado a las rutas comerciales secundarias del Océano Pacífico, mientras que el tráfico comercial más lucrativo (del Océano Atlántico) quedaba bajo dominio de los puertos de Buenos Aires o Cartagena de Indias, fuera de la influencia del virreynato peruano.

La ciudad de Lima, antaño principal ciudad de Sudamérica y poseedora de una vida cortesana y comercial comparable a la de la propia Madrid, perdió gran parte de su antigua riqueza en la segunda mitad del siglo XVIII, a lo cual se unió la continua merma de los ricos depósitos de plata de Potosí que habían sustentado la economía virreynal durante dos siglos, hasta que todo el territorio del Alto Perú (actual Bolivia) quedó unido al virreynato rioplatense en 1776. Los últimos años del siglo XVIII, si bien generaron una administración colonial más eficiente y un mejor manejo de los recursos del virreynato en beneficio de España, mostraron un serio declive de la riqueza general del virreynato peruano.

En el siglo XIX, el virrey José Fernando de Abascal y Sousa hizo del virreynato del Perú el baluarte, reducto y centro de la contrarrevolución en favor de la monarquía; desde este virreynato se contuvo la revolución argentina, se reconquistó Chile, se sofocó los levantamientos de Quito y se debeló todo intento revolucionario en el propio virreynato, en este sentido se dice que se reprimió toda manifestación de signo independista en las colonias de España en América del Sur.

Sin embargo Guayaquil se proclama estado independiente en 1820 y recibe la ayuda colombiana de Bolívar, y tras la liberación de Chile el general argentino José de San Martín organiza una expedición militar que ocupó Lima en 1821, y seguidamente el 28 de julio de ese mismo año se proclama la República del Perú. 

La capital virreynal fue trasladada al Cuzco y el virreynato español del Perú se mantuvo en los territorios no independizados hasta el año 1824, en que terminó oficialmente con la capitulación del virrey José de la Serna e Hinojosa ante las fuerzas militares de Antonio José de Sucre en la Batalla de Ayacucho. La guerra sin embargo continuaría con el Combate de Tumusla y en el asedio y bloqueo del puerto peruano del Callao y más allá hasta su conclusión en el año 1826 con la Campaña de Chiloé y la rendición de la Fortaleza del Real Felipe. (wikipedia)



Conferencia sobre el Virreinato del Perú a cargo de Bosco Amores, profesor de Historia de América de la Universidad del País Vasco.

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