sábado, 10 de diciembre de 2011

Hermasie Paget SSCC


Hermasie Paget vivió la espiritualidad de su época, el siglo XIX; nació el 8 de agosto de 1828 en Sombacour (Francia), siendo sus padres Ambroise Paget y Euphrasie Morel. Era la menor de doce hermanos, entre los que se contaban dos sacerdotes, un Hermano de las Escuelas Cristianas, su consejero, quien llegó a ser General de su Congregación y Taïs, quien entró a la Congregación de los Sagrados Corazones, tomando el nombre de Cyrilla, siendo una de las víctimas que murieron trágicamente en el barco misionero de la Congregación, el “Marie-Joseph”.

Hermasie fue bautizada con el nombre de María Eugenia y desde su niñez manifestó la constancia de su fe y la radicalidad de su generosidad que la acompañó toda su vida, haciéndose notable en su preparación a la Primera Comunión, después de la cual ingresó como alumna en nuestro colegio de La Verpillière, destacándose por su buen espíritu y su inteligencia y donde se afirmó su vocación religiosa. Entró al Noviciado el 25 de marzo de 1843, que fue largo, porque ella era muy joven y la Congregación pasaba por momentos difíciles. En 1844, cuando no se sabía nada de la suerte del “Marie-Joseph”, escribía a su hermano: “¡Qué feliz sería si un día pudiera ir tras las huellas de nuestra querida hermana!... ¡qué dicha ir a esas regiones lejanas donde renunciando a todos los consuelos y gozos de la tierra, no se vive más que para la gloria de Dios!”. En esa época, ir a América, era ir a tierra de misiones, por esto la nueva profesa recibió con gran alegría después de su Profesión, el 24 de octubre de 1848, la noticia de su nuevo destino, el Perú, y le escribió a su hermano: “Reza para que la devoción a los ss.cc., que tenemos la misión de propagar, se aumente y se perfeccione cada vez más”, lo que podríamos traducir hoy, por “anunciar el amor redentor”.

El 15 de julio de 1849, Hermasie se embarcaba en El Havre, en el buque “Mares del Sur”, a la cabeza de cuatro Hermanas, a pesar de su juventud. De este largo viaje queda el recuerdo en el diario que escribió, donde se refleja el espíritu de nuestras misioneras, sufriendo grandes incomodidades, como el eterno vaivén que hace rodar objetos y personas, la estrechez del camarote para cinco personas y donde la poca altura de la puerta “le recuerda (a Hermasie) que es alta”, y todo las hace reír. Comparten las aventuras de a bordo, se interesan por el bien espiritual de los grumetes, y como el 2 de agosto, Hermasie cumple 21 años, no deja de festejar su mayoría de edad.

Las viajeras se detuvieron un mes en Río de Janeiro, pasaron el Cabo de Hornos donde, con gran dolor de Hermasie por la pérdida de su hermana Cyrilla recordaron a los desaparecidos en el “Marie-Joseph” y desembarcaron en Valparaíso donde permanecieron otro mes aprendiendo el castellano. Por fin llegaron al Callao el 15 de febrero de 1850. Apenas llegada fue nombrada Maestra de Pensionado y desde entonces se dedicó de corazón a la tarea educativa con empeño e inteligencia, que no disminuyó al ser nombrada Superiora en 1854, cuando contaba 26 años. Se esmeró con creatividad en la formación del corazón de las niñas en los principios evangélicos. Organizó las congregaciones en el colegio (especie de cofradías piadosas a nivel escolar), así como la celebración de los meses del Corazón de Jesús y de María, en junio y mayo, de manera novedosa, que estimulaba a las niñas en el vencimiento propio y en una conducta de verdaderas cristianas.

En 1857, fundó una comunidad en Ica y en 1878 otra en Arequipa. El 28 de julio de 1877, el concejo departamental de Lima le otorgó una tarjeta de oro, como a la mejor maestra de la República, por su abnegada y eficiente labor educativa, de lo que no se vanagloriaba; prohibió que se expusiera en el salón de visitas. Mientras tanto, el país atravesaba por momentos muy difíciles, hasta estallar, en 1879, la Guerra del Pacífico, que trajo tanto dolor y destrucción. Hermasie “que amaba al Perú como a su segunda patria”, sufrió inmensamente con el pueblo peruano y lo ayudó generosamente. Belén abrió sus puertas, acogiendo a numerosas familias que buscaban refugio en medio de los horrores de la guerra. Hermasie se prodigó con las personas que iban sufriendo la pérdida de padres, esposos, hermanos, hijos, novios, llevándoles asistencia física y espiritual.

La amistad con su compatriota, el Almirante francés Bregasse du Petit Thouars, quien frecuentaba Belén, le valió para contribuir a la defensa de Lima, amenazada de un inminente bombardeo, saqueo e incendio. Era el mes de enero de 1881; la guerra estaba perdida para el Perú, sumido en la mayor desolación, y el marino francés se hallaba con su escuadra en las costas de Valparaíso, cuando decidió regresar a Lima, por una intuición que él mismo narra: “El recuerdo de Lima, del Colegio de Belén, el nombre de Santa Rosa se presentaba a mi imaginación... la una... las dos de la mañana, mayor sobresalto. Me levanto, doy la orden de encender la máquina y de tomar rumbo al Callao; con esto cesó mi turbación”. Apenas llegado a Lima se dirigió a Belén para ofrecer su protección a las religiosas e invitarlas a refugiarse en su barco “La Victorieuse”, pero ellas eligieron quedarse junto al sufrido pueblo. Hermasie que conocía el peligro que corría la ciudad, intervino, según cuentan las crónicas, para que Petit Thouars se interesara ante el jefe chileno, para salvar a Lima de la total destrucción. El almirante francés, apoyado por otros marinos de varias naciones que se hallaban en el Callao, tuvo una enérgica intervención, logrando salvar del estrago a la ciudad. Este acto fue reconocido por el gobierno peruano, que en 1924 le dedicó un monumento y una avenida que lleva su nombre, al mismo tiempo que el Concejo Provincial de Lima colocaba una placa en una calle de Lima en homenaje a la Madre Hermasie Paget, donde se lee: “Homenaje del Concejo Provincial de Lima a la Rvda. Madre Hermasie Paget Superiora de los Sagrados Corazones (Belén), quien con su influencia cerca del Almirante Bergasse Du Petit Thouars contribuyó en 1881 a la salvación de Lima”. Ya, en 1892 las señoras de Lima enviaron al Almirante du Petit Thouars una muy sentida carta de gratitud y un álbum con 1,250 firmas femeninas. “En Lima, la modestia y humildad religiosa de la Madre Hermasie Paget no permitió públicas manifestaciones; pero la tradición se ha encargado de mantener vívido el recuerdo de tan gran servicio a la ciudad que ella siempre consideró muy suya”.

Casi al centenario de su muerte en 1986, por la gestión de las exalumnas de Belén, se levantó un monumento a la Madre Hermasie en un parque de San Isidro. En la inauguración estuvo presente una delegación del centro educativo estatal “Hermasie Paget”. El retrato de la religiosa se encuentra en el museo histórico de la Fortaleza del Real Felipe en el Callao.

En 1880 fue nombrada Visitadora de las casas de la Congregación en América Latina. Todavía no estaban organizadas las Provincias en la Congregación y la Superiora General no viajaba fuera de Europa. En 1883 hizo la primea fundación de Bolivia, en la ciudad de La Paz. A pesar de su débil salud viajó a Europa por razones de su cargo. En Francia, la Facultad de la Enseñanza Católica le dio el título de Bienhechora, colocando su nombre en un cuadro, en la Basílica de Nuestra Señora de Fourvières, protectora de la Facultad. Estuvo presente en los Capítulos Generales de 1884 y de 1889.

Ya se hallaba muy enferma; los médicos le habían diagnosticado “estrechamiento del esófago”, lo que le causaba mucho sufrimiento, pero siguió firme en su puesto hasta octubre de 1890, momento en el que se vio obligada a pedir la Extremaunción. El 1° de noviembre recibió la Eucaristía por última vez, y el domingo 2, día de los Difuntos, a las 11 y cuarto de la noche, lúcida hasta el fin, falleció en medio del dolor y consternación de su comunidad, de las niñas del colegio y de todas las personas que la conocían, especialmente de las exalumnas de Belén, quienes al año siguiente, en 1891, publicaron una Corona Fúnebre que recoge muchos recuerdos interesantes y poco conocidos. Los Padres Redentoristas aseguraban que le debían en gran parte la fundación de su casa en Lima; ella concibió la primera idea de la Escuela Taller de mujeres que dirigían las religiosas del Buen Pastor; al conocer, en 1874, la elección de su hermano como General de las Escuelas Cristianas, le suplicó hiciera una fundación en Lima, lo que no pudo realizarse por el fallecimiento del religioso; el P. Román Demairais, Superior de Miranda de Ebro, agradecía por el apoyo que recibía con las dos pensiones que sostenía la casa de Lima; el P. Provincial Augusto Jamet decía: “Los hermanos de los ss.cc. jamás olvidarán la inmensa y generosa parte que ella tomó para su establecimiento en la capital del Perú”. En otro testimonio se lee: “Las clases menesterosas no olvidarán nunca los beneficios que recibieron de la caritativa religiosa que fundó la Escuela Gratuita para la educación de las hijas del pueblo y destinó una parte de los beneficios del establecimiento para aliviar a muchos desgraciados, que diariamente van al Colegio de Belén a recibir el alimento que les suministra la caridad cristiana”.

Texto parcial del artículo Hermasie Paget, una mujer de Fe y de Amor escrito por la Hna. M. Bernarda Ballón-Landa ss.cc. y publicado en SSCC picpus Congregazione dei Sacri Cuori di Gesù e di Maria, Fratelli e Sorelle

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